Con mucho pesar hemos recibido en Nicaragua la noticia del deceso de don Francisco Rodríguez Adrados, con quien varios académicos nicaragüenses departimos en diferentes capitales hispanoamericanas. Gran sabio, excelente maestro e incondicional amigo. Nos reunimos en congresos y lo visitamos en su casa de Madrid. Con él viajamos a Segovia, Ávila, al Castillo de Turégano y a su casa que guarda su escudo en este pueblo. ¡Que la tierra le sea leve, apreciado maestro!
ANL.
En espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua.